Emigrantes es la historia de una emigración contada por medio de una serie de imágenes sin palabras que podrían parecer propias de un tiempo lejano y olvidado. Un hombre deja a su esposa y a su hijo en una ciudad miserable para intentar prosperar en un país desconocido al otro lado de un vasto océano. Al final se encuentra en una ciudad enloquecida, de costumbres extrañas, animales peculiares, curiosos objetos flotantes e idiomas indescifrables. Con tan sólo una maleta y un puñado de monedas, el inmigrante debe encontrar un lugar donde vivir, comida y algún empleo con el que ganar algo de dinero. Le ayudan en sus peripecias algunos extraños compasivos, cada uno de ellos con su propia historia personal muda: historias de luchas por sobrevivir en un mundo lleno de una violencia incomprensible, de agitación y de esperanza.
Uno de los grandes poderes de la narración es el hecho de que nos invite a vivir en la piel de otras personas durante un rato, pero quizás es aún más importante que nos invite a contemplar nuestra propia piel también. Haríamos bien si pensáramos en nosotros mismos como posibles extranjeros en nuestro país natal. Las conclusiones que sacaríamos de ello seguro no podrían resumirse fácilmente, razón de más para seguir pensando en las conexiones entre la gente y los lugares, y en lo que queremos decir cuando hablamos de «pertenecer» a algún sitio.
Emigrantes recibió el premio al Mejor Libro Ilustrado. Angoulême 2008.