Se trata de un producto sensorial que ofrece gran versatilidad, pensado para todas las edades, son también ideales para jugar al agua.
No recomendamos su uso con arena u otros materiales abrasivos que puedan tachar la superficie.
Después de usarlas se pueden lavar con agua tibia y jabón.
Incluye: 8 media esferas de 5 cm de diámetro todas ellas de diferentes colores.
Han sido sometidas a pruebas de seguridad porque los niños puedan manipular y explorarlas desde bebés.
LA PANERA DE LOS TESOROS
La cesta de los tesoros es un juego fantástico de exploración para favorecer el desarrollo de los sentidos, que se van afinando y especializando en los primeros meses de vida.
La elección de los materiales que forman la cesta debe ser hecha a conciencia y debe seguir unas normas básicas.
Contiene objetos de materiales muy diversos,
Los niños exploran los diferentes materiales y descubren las características a través de los sentidos, así pueden notar las diferencias de textura, de peso, de forma o de color, entre otros.
El tacto: con la forma, la textura, el peso y la temperatura de los objetos.
El olfato: con la variedad de olores.
El oído: con la percusión, la fricción, el crujido o la ausencia de sonido.
El gusto: con la variedad de gustos (dulce, ácido, amargo, salado).
La vista: con el color, el tamaño, la forma, el brillo.
Desarrolla, además, la capacidad de concentración y atención focalizada y la coordinación ojo-mano-boca; participa en la estructuración del pensamiento; potencia la libertad, la autonomía en la acción y la actuación al propio ritmo.
Este juego también permite la intervención del adulto, que puede ofrecer otras maneras de percibir los objetos, de combinarlos (por ejemplo metiéndolos y sacándolos el uno del otro) o trabajando nociones como la distancia.
La cesta de los tesoros es un juego adecuado para empezar a trabajar desde que el niño puede mantenerse sentado en el suelo, que suele ser a los seis meses. A partir de los 12, las necesidades de su desarrollo evolutivo y madurativo cambian y la cesta se puede ir transformando en una propuesta de juego heurístico.
Como hacemos el cesto? Necesitamos una cesta sólida (de unos 35-40 cm de diámetro y unos 8 cm de alto), estable, plana, sin asas y que puedan caber más de 60 objetos. Los que pondremos serán de diferentes materiales. Colocaremos el cesto a un lugar al que el niño pueda acceder sin ayuda y donde no haya muchos distractores.
Es muy importante que los objetos estén bien limpios para que el niño los explorará primero con la boca, que es la primera vía de conocimiento. Además, no deben ser peligrosos, deben ser lo suficientemente resistentes y nos tenemos que asegurar que no se les pueda tragar. También es importante presentar la cesta de una manera atractiva y con los objetos bien distribuidos y se renovará el material que se dañe, sustituyendo lo que no despierte interés y lavando los objetos siempre que sea necesario.
Los adultos no intervenir en las acciones, sólo haremos de observadores mientras el niño juegue con el cesto y observaremos qué materiales prefiere más o cuáles son sus intereses. Aunque renovaremos algunos objetos, siempre hay dejaremos algunos que conozca. Los objetos nuevos tienen como objetivo hacer que siga teniendo interés por el juego y la experimentación.
La cesta es un buen recurso para que ayuda a potenciar la diversidad, la acumulación de información, el aprendizaje y el conocimiento del entorno, además del descubrimiento de uno mismo, el aprendizaje de nuevos movimientos y habilidades. .. y les da autonomía, ya que son ellos y ellas mismas quienes eligen el objeto.
Cuando comienzan a jugar con los objetos de la panera, cogen los que tienen más cerca o los que son más atractivos. Poco a poco va creciendo el interés por otros objetos que tienen otras cualidades, los manipulan, los muerden, los succionan, juegan, los sacuden, los meten y sacan, los echan … Todo esto con el movimiento de su cuerpo y experimentando los primeros sonidos del habla con los balbuceos.
