La ardilla roja estaba triste. Sentía una pena muy honda porque su madre se había muerto, y pensaba que no volvería a ser feliz nunca más. Su padre le secaba las lágrimas con ternura, para consolarlo.
Esta es una propuesta literaria y artística, que a primera vista podría parecer demasiado triste y pesimista para los niños; pero al igual que le sucede a la ardilla, los niños perciben con naturalidad la experiencia de la muerte. Y buscan respuestas. La distancia que les aporta la fantasía es básica para ayudarles a entender la pérdida de un ser querido.