La palabra «canguro» proviene de la lengua de los aborígenes, la población autóctona de Australia. Significa «no entiendo» y era la respuesta que dieron a un navegante británico, James Cook, a la pregunta de qué animal era. ¡Qué equivocación! En las patas traseras, los marsupiales tienen una especie de cinta de goma. En cada salto se dispara. Cuanto más rápido salte un canguro, más lejos se «catapultará» hacia delante y menos energía consumirá. A pesar de que alcanza la vertiginosa velocidad de 64 km/h, hay una cosa que no saben hacer: Ir hacia atrás.
Los canguros pueden llegar a saltar hasta tres metros de alto y doce metros de longitud.