Como dice el título: un libro-juego donde se plantean enigmas que hay que resolver. La forma de resolverlos es de dos tipos: o bien observando en detalle el texto y la ilustración, o bien haciendo una hipótesis “fuera del libro” que explique el misterio, por ejemplo, y tal como lo dicen las instrucciones: “a mi abuela le cayó un pendiente a la tasa de café y no es mojó… porque solo había café en polvo”. También se ofrece una tabla de puntuaciones, donde cuenta la gradación de la dificultad clasificada y explícita de los enigmas, así como varias posibilidades de juego: en familia, en equipos que compiten y solo. Se presenta en fondo blanco, con las muy divertidas ilustraciones de Víctor Escandell, la secuencia temporal de los hechos numeradas y una solapa que hay que levantar para comprobar la solución. Un libro para jugar, para ejercitar la lógica y la imaginación, por risa y compartir.
Una buena propuesta que se pone en fila con las clásicas de La aventura de la mano negra y que es un enser excelente para el ocio familiar o para los días lluviosos sin patio de la escuela. Un libro que los niños agradecerán como un buen regalo.