Contenido y lenguaje accesibles para los primeros lectores, y además unas ilustraciones muy expresivas, en complicidad perfecta con la narración. Imágenes concebidas para que no perdamos de vista lo que sucede en los dos ambientes en que se desenvuelve la historia: la calle y el interior de la casa de Henriqueta.
Una divertida historia en la que el protagonista, siguiendo la máxima del abuelo —al mal tiempo buena cara—, no pierde el ánimo ni en los momentos más críticos; un comportamiento que induce a pensar que hay que mirar al horizonte y afrontar las dificultades con tenacidad y confianza.
El final, con desenlace feliz, refuerza el optimismo, que ya de por sí, desprende este álbum.